sábado, 4 de noviembre de 2023

Juguemos en el bosque

 


     Entró corriendo al bosque. Allí no la seguirían. Siempre estaban aquellos tontos que pensaban y creían que el bosque estaba encantado. “Encantado”, jajá que cosa estúpida era eso. Gente grande y creyendo en encantamientos. Ella era una joven intrépida, que a nada le temía, mucho menos a los gnomos o hadas mágicas que según la gente del pueblo, habitaban allí.

     Comenzó a caminar y a respirar profundo el aroma de los árboles y las plantas. Fresco, nuevo, agradable. Le parecía un lugar espectacular. Lleno de pájaros y colores que la animaban a seguir adentrándose cada vez más. A medida que entraba se iban alejando los ruidos del afuera. Sólo se escuchaban las aves cantar. ¿Por qué la gente del pueblo no quería que nadie entrase allí? ¿Qué era lo que los empujaba a creer que había un encantamiento en ese lugar? ¿Qué había ocurrido que no los dejaba pensar claramente?  De donde ella venía solo eran patrañas. No creía en esas cosas. Más bien le causaban risa.

     Más caminaba y más quería saber si en verdad había algo extraño allí. Miraba hacia arriba y se perdía en la altura de los árboles. Eran inmensos. Imposibles de trepar. ”Me marearía si subiera hasta allá arriba. Imposible”. “Cómo me gustaría ver desde lo alto hasta donde llega este lugar”.


     El sol se colaba entre las hojas y el aire ya no corría con tanta facilidad. Se sentía más húmedo. Eso significaba que estaba en lo más profundo del bosque. Y todavía no se había cruzado con nada extraño. Ni gnomos, ni hadas, ni minotauros, ni una simple ardilla. Seguramente si seguía un poco más encontraría algo bueno para contar a su regreso.

     De pronto, comenzó a sentir resonar pasos detrás. Ella se detenía y los pasos también. Ella continuaba el camino y los pasos volvían a escucharse. Esto comenzó a ponerla nerviosa.

-¿Hay alguien ahí?

    Nada se escuchaba. Sólo los ruidos del lugar. Los loros estaban nerviosos. El calor los tenía cotorreando y cotorreando muchísimo. Pero los pasos continuaban detrás. Eso podía escucharlo perfectamente a pesar de la conversación que mantenían sus amigos alados en lo alto de los árboles.

Se detuvo nuevamente y giró.

- ¿Hay alguien ahí?-Esperó.- Sal de ahí para que pueda verte frente a frente. No te haré daño.

-¿Lo prometes?- Salió de entre los arbustos una niña con los cabellos más dorados que jamás haya visto. Con su vestido blanco hasta los pies y una dulce y tímida sonrisa.

-¿Prometes que no me harás daño y no me asustarás?

-Lo prometo- dijo Evelyn sorprendida. Jamás había visto a alguien tan hermoso. Era asombrosamente perfecta desde los pies hasta la cabeza. Y su voz era tan dulce…

-¿Suelen asustarte mucho?

-Todos los que vienen suelen asustarme porque se asustan de mí. Huyen como niños. Y yo lo único que hago es acercarme porque quiero verlos de cerca. ¿Puedo acercarme a ti?

- Sí, seguro que sí.

-¿Prometes que no te vas a poner a correr como si hubieses visto un fantasma?

- No- sonrió Eve

Se agachó para que la niña pudiera alcanzarla. Se acercó y la miró directo a los ojos.

-¿Quién eres?- preguntó

-Mi nombre es Evelyn, pero mis amigos me llaman Eve. ¿Quién eres tú?

- Yo soy Catalina. Pertenezco a la familia de las…No te lo diré. Sino tendré que matarte.

Evelyn se puso de golpe de pie y entonces escuchó la risa de la niña.

- Seguro esperabas que te dijera eso. No seas tonta. Soy completamente inofensiva. No te diré exactamente todo porque quisiera conocerte un poco más. Pero, jamás te haría daño.

Evelyn suspiró y sonrió. Sí que la había asustado.

- Caminemos un poco. Quisiera mostrarte algo que va a encantarte. En el buen sentido de la palabra. No arrojaré ningún hechizo sobre ti. No tengas miedo.-Rio la niña.

-De acuerdo te sigo. Tú adelante y yo detrás.


     Al cabo de un rato comenzó a escuchar agua caer sobre lo que parecían piedras. Siguieron un poco más y el sonido se hacía cada vez más fuerte y más cercano.

     Catalina corrió las grandes hojas de algunos arbustos y dejó ver una increíble cascada que caía en un estanque de agua cristalino.



-Llegamos. Aquí podrás beber agua y darte un baño si te gusta. El agua es muy agradable. Suelo jugar aquí con mis hermanas. Venimos a diario. ¿Tú tienes hermanas?

- No. Tengo un hermano menor que me vuelve loca. Precisamente por eso estoy aquí. Entré al bosque porque me perseguía con sus amigos. Me cansa que esté todo el tiempo alrededor. ¿A ti no te cansan tus hermanas?

- No, para nada. Me gusta mucho estar con ellas y jugar. Cuéntame más sobre ti. ¿Con quién vives?

- Vivo con mi madre y mi hermano. Papa no está con nosotros. Él vive en otra ciudad con su nueva familia. Estamos aquí por una temporada. Mamá encontró trabajo en el pueblo y aquí vinimos a parar. Cambio de escuela, de amigos, de vecinos. Un desastre.

- ¿A los adolescentes no les gusta mucho la idea de cambiar de lugar verdad?

-No, no nos gusta la idea de dejar nuestros amigos de toda la vida para mudarnos a un lugar donde los jóvenes escasean bastante.

- Sí, es verdad. En este pueblo los jóvenes escasean. Hay niños y adultos pero no muchos jóvenes. Suelen irse a estudiar a otra parte. Los que se quedan, seguramente jamás se irán. Algunos vuelven con el tiempo y otros ya no regresan nunca.

- ¿Puedo preguntarte cuántos años tienes? Preguntó Eve

- Nosotros no medimos el tiempo como ustedes los seres humanos. Simplemente estamos aquí y disfrutamos de lo que nos rodea. Jugamos, comemos, bebemos, nadamos. Pero no pensamos en el paso del tiempo como ustedes.

- Para nosotros el tiempo es esencial. Y no queremos perderlo. Me encantaría que el tiempo no pasara. Que pudiéramos estar aquí por siempre.

- Cuando dices “aquí” ¿te refieres a mi bosque?

-No, me refiero al mundo. -Sonrió Eve

- Ah, no porque si te referías a mi bosque iba a decirte que aquí no puedes quedarte para siempre. Siempre es una palabra que para ti significaría no volver a ver a los tuyos. Nosotros valoramos mucho a nuestra familia y no permitiríamos que otros perdieran el contacto con la de ellos- Explicaba Catalina

- Quédate tranquila. No me quedaré más que lo suficiente. Quiero disfrutar un poco más de la quietud y la belleza de este lugar. ¿Alguien llegó hasta aquí alguna vez?- Pregunto Eve

-Oh, sí. Claro que sí. Hace muuuucho tiempo atrás. Cuando tú seguramente no habías nacido y tu madre tampoco y tu abuela tampoco y la abuela de tu abuela… bueno, hace mucho tiempo, sí.

- Dime quién

- Un muchacho de tu edad se acercó a nosotros. Él no tenía familia. Venía a buscar un lugar donde vivir porque estaba solo y en el pueblo no era bien recibido.

- Y qué paso. Cuéntame

- Simplemente se quedó.

-¿Se quedó?

-Pero tú dijiste que no podía quedarme- Protestó Eve

- Ahora no estás prestando atención. Yo dije que él no tenía familia. Entonces nosotros le permitimos quedarse.

-¿Y dónde está ahora? ¿Vive?

- Por supuesto que vive. Que pensabas. Si te quedas, te quedas para siempre.

- Uauuu. Y cómo está él ahora. Súper viejecito.

- No, él sigue siendo tan joven como cuando llegó aquí. Recuerda que en nuestro mundo no hay tiempo.

- Pero como hizo él para pertenecer  al mundo de ustedes. No entiendo.- Evelyn trataba de comprender pero esto iba más allá de lo que su mente podía visualizar.

- En algún momento si regresas podrás conocerlo. Y quizá a alguna de mis hermanas. Lo de pertenecer a nuestro mundo no te lo explicaré si no es necesario. Total tú no te quedarás más que un rato.

- De acuerdo. Quizá otro día vuelva y charlaremos más. Quizá podamos bañarnos y jugar juntas otra tarde. ¿Te parece bien?- sonrió Eve. Se puso de pie y le pidió a Catalina que la guiara para encontrar el camino de vuelta al pueblo.

-Me perderé si no me acompañas. Me encantaría quedarme más pero ya deben estar buscándome y no quiero preocupar a mamá. Prometo regresar en cualquier momento. Adiós Catalina.

     Evelyn siguió a la niña que la regresó al camino de regreso al pueblo. La despidió de entre los árboles y le sonrió mientras se alejaba.

     Esa tarde, Evelyn regresó al pueblo con el corazón lleno de emociones. La experiencia en el bosque había sido única, y no podía esperar para contarle a sus amigos lo que había descubierto. Sin embargo, sabía que nadie le creería si les contaba sobre Catalina y su mundo mágico. Decidió guardar el secreto para sí misma y volver al bosque en cuanto tuviera la oportunidad.



     En los días siguientes, Evelyn siguió visitando el bosque cada vez que podía. Catalina y sus hermanas se convirtieron en sus amigas más cercanas, y juntas exploraban rincones secretos y disfrutaban de la belleza del lugar. Evelyn se sentía libre y plena, lejos de las preocupaciones del mundo exterior.

     Un día, mientras se aventuraba por un sendero desconocido, se encontró con un misterioso anciano sentado bajo un majestuoso roble. Sus ojos reflejaban sabiduría y en su voz se percibía una antigua serenidad.


 

-Hola, joven exploradora -saludó el anciano con una sonrisa-. Veo que has descubierto nuestro bosque encantado.

     Evelyn se sorprendió de que el anciano conociera el secreto del lugar. Le contó sobre Catalina y las otras criaturas mágicas que habitaban allí. El anciano asintió con calma y luego habló:

-En este bosque, el tiempo fluye de manera diferente al mundo exterior. Aquellos que vienen aquí pueden encontrar la eternidad si se lo permiten. Pero ten cuidado, querida Evelyn, el poder de este lugar también puede ser peligroso si se abusa de él.

     Evelyn asintió y prometió ser cuidadosa. El anciano la guió hacia una pequeña laguna donde se reflejaba la luna llena. Allí, le reveló un secreto aún más profundo.

     En el corazón de este bosque se encuentra una fuente de sabiduría ancestral. Aquellos que la encuentran pueden obtener conocimientos que van más allá del tiempo y el espacio. Pero, recuerda, conlleva una gran responsabilidad.


     Evelyn se sintió abrumada por todo lo que estaba aprendiendo. Sabía que debía regresar al mundo exterior y enfrentar sus propias responsabilidades, pero también anhelaba quedarse en el bosque para siempre. Sin embargo, comprendió que debía tomar una decisión.

 

     Después de un largo debate interno, Evelyn decidió regresar al pueblo y enfrentar su vida cotidiana. Prometió que volvería al bosque siempre que pudiera, pero entendió que su deber estaba en el mundo humano.

     Con el tiempo, Evelyn se convirtió en una joven sabia y valiente. Aprendió a equilibrar su tiempo entre el mundo real y el bosque encantado, donde continuó aprendiendo de la fuente de sabiduría y disfrutando de la compañía de sus amigas mágicas.

     Los años pasaron, pero Evelyn nunca envejeció en el bosque encantado. Siempre fue recibida con amor y alegría por Catalina y las otras criaturas mágicas. Y aunque el mundo humano siguió su curso, Evelyn siempre encontró refugio y paz en el bosque que tanto amaba.


viernes, 3 de noviembre de 2023

El viaje al mundo de los sueños


     Había una vez un niño llamado Lucas, un soñador incansable. Un día, mientras viajaba en un tren con destino a casa de su abuela, comenzó a leer un libro de ciencia ficción sobre mundos paralelos y realidades alternativas.

 

     A medida que avanzaba en la lectura, el paisaje fuera de la ventana del tren comenzó a cambiar.



. Los árboles se volvían gigantes y las nubes adquirían formas extrañas. Aterrado, Lucas buscó su boleto de tren, pero en lugar de encontrarlo, descubrió una llave dorada en su bolsillo.

 

     Sin pensarlo dos veces, Lucas salió del tren cuando se abrieron las puertas en una estación aparentemente desierta. Sintió que algo mágico estaba sucediendo. Usó la llave para abrir una puerta que lo llevaba a un bosque encantado lleno de criaturas asombrosas.

 

     Caminó por el bosque y se encontró con un unicornio que hablaba y un duende amistoso que le ofreció dulces mágicos. Lucas rio y disfrutó de cada momento, pero se dio cuenta de que no sabía cómo regresar a casa.

 

     El bosque lo llevó a un castillo en las nubes, donde una reina llamada Aurora le dijo que la única forma de volver a su realidad era encontrar una puerta especial en el mundo de los sueños. Armado con determinación, Lucas se aventuró en un reino de ensueño lleno de dragones y hadas.



 

     Mientras exploraba el reino, se encontró con una pequeña hada llamada Iris. Con su cabello dorado y alas brillantes, Iris era una guía en este mundo mágico. Ella le explicó que necesitaba la ayuda de un dragón para llegar a la puerta especial que lo llevaría de regreso a casa.

 

     Juntos, Lucas e Iris emprendieron una emocionante aventura en busca de un dragón. En su búsqueda, encontraron un río de lava y un bosque de árboles gigantes que parecían tocar el cielo. Finalmente, llegaron a una caverna donde un majestuoso dragón de escamas relucientes los recibió.

     Cuando Lucas e Iris   entraron a la caverna donde se encontraba el majestuoso dragón, Drakar miró a Lucas con ojos escrutadores y dijo: "No veo ninguna razón para ayudarte, niño humano. ¿Por qué debería hacerlo?"


Lucas, determinado a encontrar la puerta especial que lo llevaría de regreso a casa, respondió con valentía: "Porque este mundo de sueños necesita de alguien como yo para preservar su magia y belleza. Si no me ayudas, podríamos perder esta maravillosa realidad para siempre."

    Sin embargo, el dragón aún se mostraba reacio. Fue entonces cuando Iris recordó una antigua leyenda: "Dicen que los dragones valoran la valentía y la determinación por encima de todo. Lucas ha demostrado su valentía al llegar aquí, y está dispuesto a enfrentar cualquier desafío para salvar este mundo."

 

     Lucas, inspirado por las palabras de Iris, se puso de pie y miró a Drakar con confianza. "Drakar, estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío que me pongas. Haré lo que sea necesario para proteger este lugar y encontrar la puerta."

Juntos, Lucas, Iris y Drakar emprendieron una emocionante aventura en busca de la puerta especial. Pero el camino no fue fácil. En su búsqueda, tuvieron que cruzar un puente suspendido sobre un río de lava, con el calor abrasador y el resplandor del magma creando imágenes de fuego y sombras danzantes en sus rostros.

 

     Luego, volvieron a entrar al bosque. Cada paso entre los troncos enormes era como caminar por pasillos de madera que se extendían hacia el infinito. El susurro del viento a través de las hojas creaba una sinfonía natural que llenaba sus oídos.

     Finalmente, llegaron a una caverna donde un majestuoso dragón antiguo de escamas relucientes los recibió. El dragón que encontraron, les planteó un enigma enigmático que solo un corazón valiente podría resolver. La caverna estaba llena de destellos de gemas incrustadas en las paredes, y el eco de sus voces resonaba en la oscuridad.


     Lucas, con Iris a su lado, se enfrentó al enigma con seguridad. Las palabras mágicas y enigmáticas llenaron la caverna mientras trabajaban juntos para descifrar el enigma y ganarse el apoyo de Drakar.

 

     Drakar, impresionado por la valentía y determinación de Lucas, finalmente asintió. "Muy bien, humano. Has demostrado que tienes el corazón de un verdadero soñador valiente. Te ayudaré a encontrar la puerta especial."

     Con su confianza renovada y la amistad de Iris y Drakar, Lucas se embarcó en el siguiente tramo de su emocionante aventura, enfrentando obstáculos y superando peligros en el reino de ensueño, con la determinación de encontrar la puerta especial y regresar al mundo real.

      El siguiente tramo de su aventura los llevó a través de un oscuro y enigmático bosque de sombras y luces, más allá del anterior, donde los árboles parecían tener vida propia.

 

     Caminaron por senderos estrechos y retorcidos, rodeados de susurros incomprensibles que parecían emanar de las propias sombras. En ocasiones, pequeños destellos de luz iluminaban extrañas figuras y criaturas que acechaban entre los árboles.

 

     La temperatura en el bosque fluctuaba de manera extraña. En algunos lugares, el aire era tan frío que podían ver su aliento, mientras que, en otros, el calor era abrasador, como si caminaran por un desierto de fuego.

     Iris, con su luz dorada, guiaba el camino, y Drakar extendía sus enormes alas para proporcionar sombra y alivio del calor cuando era necesario. Lucas se sentía como un intruso en un mundo donde el tiempo y el espacio parecían estar en constante cambio.




     A medida que avanzaban, llegaron a un claro en el bosque, donde un lago de aguas cristalinas brillaba bajo la luz de una luna que no debería estar allí. En el centro del lago, flotaba una isla diminuta con una puerta dorada, bañada por un resplandor mágico.

 

     "Ahí está", dijo Iris con entusiasmo, "la puerta especial que nos llevará de regreso a casa. Pero llegar hasta allí no será fácil."

 

     Lucas asintió y miró a Drakar. "¿Qué debemos hacer ahora, amigo mío?"

 

     Drakar extendió sus alas una vez más y miró al bosque. "Este lugar está lleno de trampas y desafíos. Pero con trabajo en equipo, lo superaremos."

     El trío valiente se preparó para cruzar el lago misterioso y llegar a la isla con la puerta dorada. A medida que avanzaban hacia el desafío final, el bosque parecía susurrarles secretos antiguos y prometía un regreso a la realidad que tanto ansiaban. La aventura de Lucas en el mundo de los sueños estaba llegando a su última emoción.

     La isla estaba bañada por un resplandor mágico que emitía destellos dorados y plateados, creando un aura de enigma y misterio.

 

     En la orilla de la isla, una serie de piedras brillantes formaban un camino que llevaba directamente a la puerta dorada. Sin embargo, conforme avanzaban por el sendero, las piedras comenzaron a moverse y cambiar de posición, como si el mismo suelo estuviera vivo.

 

     Lucas, Iris y Drakar se dieron cuenta de que estaban atrapados en un rompecabezas en movimiento. Cada paso que daban hacía que las piedras se movieran de manera impredecible, y el camino hacia la puerta dorada parecía estar en constante cambio.


     Iris, con su aguda intuición, comenzó a estudiar los patrones de movimiento de las piedras. Descubrió que algunas de ellas respondían a la luz que emitía, mientras que otras reaccionaban al peso y la presión. Con esto en mente, le indicó a Lucas y Drakar cómo avanzar con cuidado.

 

     Lucas se movía siguiendo las instrucciones de Iris, mientras Drakar extendía sus alas y las agitaba de manera estratégica para influir en el movimiento de las piedras. Cada paso era un desafío, ya que debían mantener el equilibrio y ajustarse constantemente a las cambiantes formas del camino.

 

     Con paciencia y cooperación, finalmente llegaron a la puerta dorada. Pero justo cuando estaban a punto de cruzarla, un destello de luz dorada se materializó frente a ellos, tomando la forma de un ser mágico. Este les habló con una voz resonante y misteriosa, poniendo a prueba una vez más su imaginación y compromiso con su regreso a la realidad.

      Finalmente, les permitió cruzar la puerta dorada.

     Lucas le contó a su abuela sobre su asombroso viaje, y ella sonrió sabiamente. "A veces, los sueños y la realidad se entrelazan de maneras sorprendentes, mi querido. Nunca dejes de soñar."

 

     Así, Lucas aprendió que la línea entre la realidad y la fantasía es a menudo más delgada de lo que parece, y que a veces los viajes más asombrosos pueden ocurrir cuando menos los espera. Desde ese día, siguió siendo un soñador empedernido, siempre listo para un nuevo viaje al mundo de los sueños, acompañado por las risas de su amiga hada, Iris, y la amistad de un dragón llamado Drakar que lo esperaban del otro lado.





jueves, 2 de noviembre de 2023

Una historia de amor en la granja

 



     Cuenta la historia que hace mucho, pero mucho tiempo vivían dos criaturas muy especiales: una cigüeña llamada Lorenzo y una gallina llamada Fiona. Lorenzo era una cigüeña elegante, con plumas blancas y largas patas. Fiona, por otro lado, era una gallina de color rojo brillante con un copete llamativo en la cabeza.

Lorenzo era una cigüeña tranquila y soñadora, a menudo pasaba horas observando el cielo y volando alto. Por otro lado, Fiona, la gallina, era conocida por su fuerte carácter y su orgullo. Aunque vivían en la misma granja, sus mundos parecían estar separados por un abismo.

 Al principio ninguno de los dos quería saber del otro, pero el amor resultó ser más fuerte, y finalmente, decidieron casarse."

     En la granja se armó un terrible revuelo porque cómo una especie de cigüeña iba a casarse nada más ni nada menos que con una simple gallina.

” Las cigüeñas tenemos una elegancia innata”, decían las viejas comedidas.

“Sí, Sí, es cierto, y, además, traemos al mundo a los bebés'.  dijo la otra exagerando.

     Cómo una cigüeña iba a traer bebés al mundo. Los niños, curiosos y sorprendidos, solían hacer preguntas sobre cómo las cigüeñas hacían eso. Y eso, mis pequeños amigos, es otra historia maravillosa que algún día aprenderán, sobre cómo las cigüeñas son parte de la magia de traer nuevos bebés al mundo.

     Pasaron los años y las ciguellinas fueron cada vez más, hasta que formaron su propia comunidad dentro de la granja, llamándose a sí mismas ciguellinas.

Eran muy celosas de su espacio al que no dejaban ingresar a nadie.

     Un día Lucy, la más piscueta de las ciguellinas jóvenes, salió de su corral y se fue por ahí a conocer al resto de los animales de la granja. A todos les contaba la historia de amor de sus antepasados.

No va que llegó al chiquero y uno de los cerditos más jóvenes se volvió loco cuando la vio y pensó:

” Si su tatarabuelo se casó con una gallina, yo podría conquistarla y casarme con ella”

     Lo que él no sabía era que en el corral de las ciguellinas la esperaba enamoradísimo Fito, su novio, que la amaba y la admiraba por su belleza descomunal.

     Ella era orgullosa y a veces le costaba mucho a Fito complacerla. Semana tras semana, le hacía regalos sencillos pero sinceros, ya que no tenían mucho dinero para lujos. A pesar de su actitud, ella sabía en su corazón que Fito era el indicado para formar una familia, aunque no siempre se lo demostraba y lo mantenía ocupado con sus caprichos.

     Un día, Fito se cansó de tanta cháchara y buscó refugio en otra ciguellina que sí lo apreciaba tal como era y sin importarle su posición económica.

     Cuando Lucy descubrió la relación entre Fito y la otra ciguellina, se llenó de tristeza y rabia consigo misma por haber sido tan orgullosa y soberbia.

     Lucy comenzó a pensar en mil formas diferentes de reconquistarlo, pero, aunque ella ocupaba un lugar especial en su corazón, no le demostraba su amor mientras se paseaba de la mano con su nueva amiga.

    Un día, finalmente Lucy dió enfrentarse a Fito y le expresó cuánto lo quería. Le prometió darle el amor y el valor que él merecía si volvían a ser novios. Fito la abrazó y la besó dulcemente, y nunca más se separaron.

“La soberbia es mala consejera. Nos convierte en monstruos que alejan a los demás de nuestro lado y saca lo peor de nosotros. Debemos valorar y demostrarles a nuestros seres queridos cuánto los amamos y no creer que somos imprescindibles.”


Juguemos en el bosque

       Entró corriendo al bosque. Allí no la seguirían. Siempre estaban aquellos tontos que pensaban y creían que el bosque estaba encantado...